Historia

En las cercanías del balneario de Tongoy, se ubica la hacienda El Tangue, un extenso espacio donde se mantienen las tradiciones del campo, especialmente aquellas ligadas a una actividad atípica en la región: la ganadería ovina. La hacienda es un espacio olvidado y que cada año está más despoblado.

En las cercanías del balneario de Tongoy se ubica la hacienda El Tangue, un espacio único y particular en la región de Coquimbo, donde en una extensión de 45 mil hectáreas se desarrolla la ganadería ovina, tal como en la Patagonia chilena.

Aquí el tiempo parece haberse detenido. Las casas están construidas de adobe y los techos de totora. En el paisaje abundan las ovejas -principal sustento económico del lugar- y las cabras. Los lugareños se transportan a caballo y en bicicleta y en su mayoría son personas de la tercera edad.

Alejada de los beneficios de la modernidad, a la Hacienda sólo llegó la electricidad en el año 2002. El agua se obtiene mediante pozos, la cual se acumula en estanques y luego se distribuye a cada uno de los hogares a través de una red de cañería.

Aquí es habitual que la telefonía celular pierde la señal y para ver televisión es mejor opción contratar un sistema satelital para recibir de mejor forma a las imágenes.

La Hacienda es propiedad de la Sociedad Agrícola El Tangue, conformada por 43 socios. Los socios son los mismos campesinos, quienes durante un tiempo fueron trabajadores. Con el tiempo han ido jubilando varios, mientras que otros han fallecido los titulares y se mantienen las sucesiones.

Cuando se adquirió la hacienda, en el año 1982, se optó por tener un terreno común. Se optó por esta figura porque el terreno es muy disparejo, por ejemplo, hay áreas que son sólo peñascos y no tienen valor. También se optó por la figura de la Sociedad con responsabilidad limitada y existe un directorio que se elige cada cierto tiempo y cuando hay utilidades se reparten en partes iguales.

La principal actividad de la Hacienda es la ganadería ovina y también existe un criadero de corderos, los que están listo para su comercialización en septiembre, previo a las Fiestas Patrias.

En la parte agrícola, hay una plantación de uva vinífera. En los últimos años, se conformó una empresa inmobiliaria que está dedicada a la venta de terrenos. Se trata de parcelaciones de media hectárea y según las ofertas que puedan llegar se venden paños de más amplios, siendo la idea de vender los terrenos que no están utilizados por la ganadería.

EL ÚNICO NEGOCIO
Marta Venegas Barraza toda su vida ha vivido en la Hacienda. Con nostalgia recuerda que cuando ella estudió en la escuela del lugar, tenía a 80 compañeros. En la actualidad, el establecimiento tiene sólo tres alumnos. También en su juventud, la parroquia era un punto de reunión del pueblo y donde cada domingo llegaban decenas de fieles. En los actuales domingos, la concurrencia es escasa y solo en la fiesta patronal de la Virgen del Carmen, que se realiza el 16 de julio de cada año, el recinto religioso se llena de vida con cientos de personas que acuden, provenientes desde distintas localidades aledañas, como Tongoy y Pachingo, perteneciente a la comuna de Ovalle.

Marta Venegas está a cargo del único negocio de la hacienda. Sin nombre, todos lo conocen como “La pulpería”, aunque no hay ningún letrero que lo indique. “Aquí vendo abarrotes y ofrezco comida, desayunos, almuerzos”, añade. A sus comensales los atiende en un amplio comedor, donde el menú típico es una empanada, como entrada, y un cordero asado con arroz, como fondo. Sobre la mesa, abundante pebre.

Todos los días se levanta a las 6.30 horas y sólo media hora después, ya tiene abiertas las puertas de su negocio. La jornada es larga y agotadora: sólo baja las cortinas a las 10 de la noche.
La mujer relata que solo tiene un hijo de 31 años, quien se fue a estudiar a La Serena. “Él se quedó trabajando por allá y de vez en cuando viene para acá”, agrega.

ESQUILA UNA TRADICIÓN EN DECADENCIA
La esquila de oveja para obtener cientos de kilos de lana, que luego se venden al mejor postor, es una de las actividades económicas más importantes que se desarrolla en la Hacienda El Tangue.

Durante la temporada de esquila, un grupo de trabajadores especializados extrae la lana del animal con una técnica que se ha transmitido de generación en generación y que muy pocos pueden cumplir con éxito.

En la Hacienda, solo cuatro esquiladores ejecutan la tarea. Hay más cupos de trabajo disponible, pero escasea la mano de obra. Durante la llamada temporada de la esquila, se esquilan 200 ovejas. Esta es una tradición que se está perdiendo. La técnica de esquila es especial. Se empieza por la barriga del animal y luego se avanza cuidadosamente, parte por parte. No es llegar y esquilar y pasar por donde venga la máquina.

Luego que se obtiene la lana, se confeccionan los gigantescos fardos, que pesan alrededor de 200 kilos. Después llegan los compradores, quienes realizan sus ofertas. El que pone el mejor precio, se lleva la lana.
Las ovejas llegan a la planta desde los distintos fundos que componen la hacienda. Una vez que los animales son esquilados son devueltos a su lugar de origen.

Menú
Abrir chat